5 de mayo de 2011

Mayo florido y ruinoso

Ya llegó mayo, el mes de la flores, del color, de las alergias, el casi verano, el de las carnes al aire aunque te hieles, porque ya sabes, hasta el 40 de mayo no de quites el sayo, pero sobre todo es el mes de las comuniones.

Y todavía hoy uno se pregunta, como es posible, si la iglesia tiene cada vez menos clientela, pero la respuesta no es complicada, consumo, consumo y consumo, un acto social más que hace ilu a los niños, con su traje flamante, un paso más para hacerse mayor, sus regalos y su protagonismo total, más, por un día, por lo que todo el mundo hace el esfuerzo.

Claro que comuniones hay para todos los gustos, la del sobrino preferido, la del propio hijo, la del vecino del segundo, y la del hijo de tu primo segundo hijo de tu tía Mari que no te acuerdas ni como son.

A unas apetece ir y a otras no y por suerte ahora hay pocos partos, por lo que con un poco de cintura consigues ir sólo a una por año o por quinquenio como es mi caso, pero la de este año mola, aunque como todas, te salga  más barato invitar a los padres a una casa rural y darles de comer todo el fin de semana.

Ropa nueva, regalo, aportación monetaría a la manduca, más los gastos corrientes del día en sí, pero si vas a gusto no importa y por esa sonrisa mellada durante tantas horas, merece la pena.


Que paseis unas buenas comuniones y si no tenéis eso que llevais adelantado para las vacaciones que se avecinan.